top of page

LOMAS DE HILARCO, COYAIMA


Si hubo un grupo en Colombia que luchara con ahínco para defender su orgullo indígena, necesariamente hay que hablar de los Pijaos.
Ellos, hombres, mujeres y niños de piel cobriza, cabello lacio y negro y ojos oblicuos, desafiaban las calurosas llanuras del Tolima, haciéndolas temblar con sus gritos de guerra.
No es extraño entonces leer en los libros que ?no sólo devoraban a los vencidos sino que se   comían a sus propios muertos en las batallas?, como lo explica Josué Bedoya Ramírez en Compendio de Historia de Ibagué y del Tolima.
Cuentan que los Pijaos dentro de su estrategia belicosa, construyeron escudos con piel de danta  para protegerse de las flechas de sus oponentes, y se fabricaron máscaras con la piel curtida de los  muertos a modo de sentencia para sus nuevas víctimas.
A pesar de lo anterior, Pijao no es sinónimo de maldad, sino de espíritu de libertad y rebeldía.



Origen
Acostumbrados a vagar por las tierras que colonizaron, nuestros indígenas, directos descendientes de los Caribes, llegaron al Tolima a través del río Magdalena, no sin antes asentarse en otros lugares del Quindío, Caldas, Valle del Cauca, Santander y Cundinamarca, entre otros, ganando cientos de luchas y manteniendo pura su raza.
A pesar de que se sabe que carecían del conocimiento de una religión, y que adoraban al diablo a quien denominaban Eloim, nadie tan importante entre los Pijaos como el Mohán, pero no aquel personaje de leyenda que robaba lavanderas en el río Magdalena para seducirlas en su cueva ubicada en las  profundidades, sino el  hombre que ejercía en la tribu la autoridad espiritual y política.
Razón tienen entonces los relatos que aseguran que una vez llegaron los españoles, y habiéndose percatado del respeto de los indios por esa tradición, ?comenzaron a capturar a los mohanes para torturarlos, quemarlos, descuartizarlos o lanzarlos amarrados a los perros de caza para que los devoraran ante los atónitos ojos de los Pijaos, a modo de estrategia de sometimiento?, expresó Alfonso Palma del Consejo Regional Indígena del Tolima, CRIT.


Pero ante la valentía de los guerreros tolimenses no hubo poder que fuera suficiente, ya que pese a la ventaja que en armas y caballería tenían los venidos del Viejo Continente, los Pijaos con sus rostros, brazos y pechos pintados de bija y achiote, y ataviados de grandes penachos de plumas de colores y guayucos, causaron cuantiosas bajas en las filas europeas, desafiando así el poderío de la Corona.



Tiempo de oscuridad


Cuando Sebastián de Belalcázar llegó al Páramo de las Hermosas, en Chaparral, se encontró con la resistencia de los Pijaos.


Ante la dificultad del terreno y la furia indígena, fueron llamados Diego Bocanegra y Juan de Borja quienes implantaron la política de ?Tierra Arrasada?, con la cual se daba inicio a una época manchada de sangre y cargada de sentimientos de odio y desesperación.


Todavía en Coyaima, Chaparral, Natagaima y Ortega se escucha el llanto de los niños que morían de hambre, luego de que los senos de sus madres fueran cercenados para que no existieran futuros guerreros.
Los cultivos fueron destruidos, las chozas quemadas, y cuando quienes combatieron hasta el final fueron cazados como animales salvajes, más por debilidad que por miedo, los españoles creyeron que habían alcanzado la victoria.

Resistencia


Con su orgullo preso, los Pijaos fueron dominados físicamente pero su mente seguía recorriendo rauda los largos caminos del Tolima.
Imposibilitados para guerrear de nuevo, luego de que los talones de sus pies fueran cortados, decidieron en silencio emprender una nueva lucha. Pero no se trataba de las contiendas de antes sino de su último grito combativo que condujo a 500 de ellos, en una noche cualquiera, amparados por las sombras, a suicidarse colgándose de las ramas de los cámbulos y gualandayes de Ibagué, impidiendo así que España fuera la dueña de su libertad.



Cosmovisión


Las antiguas creencias Pijao se conservan gracias a los más viejos que a través de la tradición oral, han podido contarle a sus descendientes que ?cuando el pájaro Guaco canta en el verano, ubicado en las ramas de un árbol seco, es porque no hay lluvias; pero si lo hace en un árbol verde, es porque el invierno se aproxima?, aseguró Mario Culma Yara, gobernador indígena.
En Lomas de Hilarco son temidos el Chilacó de Viento, un pájaro de patas largas que los indígenas creen es el espíritu del diablo que va contento porque de seguro habrá un muerto; y la lechuza, animal odioso que cuando pasa volando trae noticias de peleas o calumnias.
Así mismo, persisten las leyendas populares de El Coco, La Patasola, La Candileja, La  Sombrerona, El Tunjo, El Duende, La Madremonte y la Madre de Agua, entre otras, con las cuales se les enseñan a los niños los valores de la tribu y el cuidado de la naturaleza.



Unidad familiar


El último matrimonio católico efectuado en Lomas de Hilarco fue hace 20 años, y la ceremoniaademás de la parte religiosa, incluyó un festín con lechona, tres arrobas de chicha y música de cuerda.
Sin embargo, a partir de entonces las uniones no se realizan por la Iglesia sino de común acuerdo, algo similar a lo que ocurría con los Pijaos de antes, que utilizaban ?El Amaño?, un ritual en el cual los padres de los novios se reunían para acordar los pormenores del matrimonio, y en donde los  hombres que competían por la mujer, tenían que demostrar que eran buenos trabajadores mediante la producción de maíz por hectáreas.
Luego de casada, la pareja debía cumplir una ley según la cual no podían procrear antes de cuatro cosechas, con el objetivo de que existiera entendimiento entre los recién casados, y que los hijos pudieran crecer en un ambiente familiar estable; de no ser así, era permitida la separación.



Pureza de la raza


Haciendo memoria, recordamos que el objetivo del viaje era averiguar por qué esos 804 Pijaos han conservado puros sus genes. La razón nos dijeron, se remonta a tiempo atrás cuando los forasteros no eran bien recibidos y por ley se impedía la mezcla con otras culturas, hecho este considerado una ofensa.
De lo anterior se deriva que existan apellidos como Yara, Culma, Malambo, Chilaroca, Capera,Yate y Chila, entre otros, que se repiten una y otra vez a lo largo y ancho de Lomas de Hilarco.
Además, después de haber visto los horrores cometidos por los blancos en su tierra sagrada, entendible es que hayan decidido mantenerse unidos, impidiendo así que sus miembros se contagiaran de la crueldad y la mentira de los venidos de afuera.
Hoy, todo entre los Pijaos se maneja mediante comités para evitar que unos pocos saquen provecho. Además, la justicia es impartida por el Cabildo, el cual es el encargado de velar porque los indígenas más representativos del Tolima no caigan de nuevo en las manos de las malas entidades que un día estuvieron a punto de exterminarlos.

Los míticos pijaos

bottom of page